La familia claretiana de América está triste por la partida a la casa del Padre de nuestro hermano y obispo Monseñor Pedro Casaldáliga, pero a la vez nos alegra el ser testigos de cómo se puede ser pastor con olor a oveja en medio de un pueblo sencillo y pobre.
Gracias Monseñor Pedro Casaldáliga por haberte dejado vaciar de ti mismo y llenarte de la gracia de Dios y del cariño de los pobres y de todo el pueblo latinoamericano.
La mejor manera de honrar tu memoria será seguir tu ejemplo, que no es otro sino el modelo que tu seguiste: a Jesús de Nazaret, el Hijo y enviado del Padre, el Ungido para llevar buenas noticias a los pobres.
Que siempre te recordemos como el hombre sencillo y humilde que dejaste los honores eclesiásticos de este mundo para vivir entre los pobres de Brasil, que renunciaste a la mitra por un sombrero y que renunciaste al nombre de Obispo por el de Don Pedro.
Hoy vísperas al día internacional de los pueblos indígenas te reúnas con San Romero de américa como tu le llamaste y juntos bendigan a nuestros pueblos que siguen gritando justicia y mas derechos a vivir dignamente.
Adiós hermano y amigo, no te olvides de la Patria Grande
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