viernes, 7 de agosto de 2015

Nuestros Hermanos de Barbastro

Estamos en Agosto que para la Familia Claretiana es el mes para recordar y celebrar: la entrega generosa de 51 jóvenes valientes que supieron ser fieles a Dios en las circunstancias difíciles que les tocó vivir.

Realmente el apoyo de la comunidad fue importante para cada uno, pues la fuerza de unos fortalecía al débil. La oración de todos aumentaba el amor por la vocación y por la Iglesia.

El 25 de octubre de 1992  el Papa, hoy San Pablo II en ocasión de la beatificación dijo:


"Es todo un seminario el que afronta con generosidad y valentía su ofrenda martirial al Señor... Todos los testimonios recibidos nos permiten afirmar que estos Claretianos murieron por ser discípulos de Cristo, por no querer renegar de su fe y de sus votos religiosos. Por eso, con su sangre derramada nos animan a todos a vivir y morir por la Palabra de Dios que hemos sido llamados a anunciar. Los mártires de Barbastro, siguiendo a su fundador San Antonio María Claret, que también sufrió un atentado en su vida, sentían el mismo deseo de derramar la sangre por amor de Jesús y de María, expresada con esta exclamación tantas veces cantada: "Por ti, mi Reina, la sangre dar".
 

 
Hoy todos los claretianos seguimos recibiendo de su sangre semillas de vocaciones en la Congregación y en la Iglesia. Que el 13 de agosto cuando celebramos su fiesta martirial también nosotros oremos por aquellos que sufren por ser fieles a la Fe y al compromiso por el Reino.
 
 
Han pasado muchos años de su martirio y aún así resuena en mi interior: ¡Viva Cristo Rey! ¡ Viva el Corazón de María! ¡ Viva la Congregación!
 

 

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